Para los que no quieren quedarse, pero no terminan de irse




La vida no se trata solo de uno mismo, hay personas que sienten y padecen a consecuencia de nuestras acciones, que muchas veces quieren tenernos en sus vidas, mientras nosotros tenemos claramente otros intereses y esto no está mal. Todos tenemos el derecho de amar a quien queramos, de estar donde nos plazca, pero a lo que no tenemos derecho es a perturbarle la vida a los demás asumiendo que algún tipo de comodidad que encontremos, es suficiente argumento como para someter a alguien a nuestros caprichos.

Si eres de los que no quiere perder una oportunidad, que no sabe decir adiós, o de los que les parece más seguro mantener la puerta semiabierta por si te da por entrar, lamentamos decirte que estás actuando de manera absolutamente egoísta y perjudicas a los demás con tus acciones. Pero si esto no te parece suficiente como para dejar de actuar de esa manera, te invita a ver las consecuencias de las acciones sobre tu propia vida:
Nunca llegas a definir qué quieres:

El estar sin querer estar, no te permite definir lo que realmente quieres hacer con tu vida, con tus recursos, con tu tiempo, con tu atención y sentimientos.

Inviertes energías en sitios donde no quieres estar:

Si ya sabes que por algún motivo u otro, donde estás no es el sitio en donde te corresponde, pues suelta la puerta, que se cierre, no tengas miedo, tu intuición sabe dónde mantenerte y de donde sacarte, escúchala.
Puedes poner en riesgo oportunidades que valores más que aquellas de donde no te atreves a salir:

Si estás allí indeciso de si entras o sales, te quieres ir, pero no sabes cómo, no podrás ver otras oportunidades que se te puedan presentar o que ya están allí listas para ser tomadas.
Las personas que te quieren dejan de tomarte en serio:

Pierdes credibilidad, no actúas de forma congruente con lo que piensas y expresas. No es conveniente tomar decisiones a medias, ni dejar medio cuerpo dentro y medio cuerpo afuera… No funciona así, lo ideal es decidimos y nos quedamos o decidimos y nos vamos…. Ése punto medio nos perjudica y nos proyecta como personas que no somos capaces de asumir con responsabilidad las consecuencias de nuestras decisiones.
Nunca te ubicas donde sí quieres estar:

Si ya has descubierto donde sí te gustaría estar, estás dejando pasar la oportunidad, por miedo a perder esto conocido que no terminas de soltar. ¡Vamos! Todo en la vida lleva consigo un riesgo, asúmelo, si no era lo que convenía, ya encontraremos algún camino de vuelta en caso de arrepentimientos, pero si nos quedamos en la mitad de la incertidumbre jamás lo sabremos.

No te sometas a nada con lo cual no te sientes a gusto o cuyo balance no resulte positivo. Y es injusto para quien se ve afectado por tu indecisión o inacción. Esta vida es muy corta para vivirla pagando una penitencia, estando donde no queremos o con quien no queremos. Lo mínimo que nos debemos es el intento de estar donde nos sintamos a gusto, amando a las personas que nos parecen merecedoras de nuestro afecto y viviendo la vida que nos gustaría.

Fuente: Sara Espejo – Mujer.Gurú

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me hubiera gustado que fueras tú

No todas las historias terminan por falta de amor

Me soltaste cuando más te necesitaba y hoy te lo agradezco