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Mostrando las entradas con la etiqueta Cuentos

Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿Cómo respondes?

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Erase  una vez la hija de un viejo hortelano que se quejaba constantemente sobre su vida y sobre lo difícil que le resultaba ir avanzando. Estaba cansada de luchar y no tenía ganas de nada; cuando un problema se solucionaba otro nuevo aparecía y eso le hacía resignarse y sentirse vencida. El hortelano le pidió a su hija que se acercara a la cocina de su cabaña y que tomara asiento. Después, llenó tres recipientes con agua y los colocó sobre fuego. Cuando el agua comenzó a hervir colocó en un recipiente una zanahoria, en otro un huevo y en el último vertió unos granos de café. Los dejó hervir sin decir palabra mientras su hija esperaba impacientemente sin comprender qué era lo que su padre hacía. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café. Miró a su hija y le dijo: “¿Qué ves?”. “Zanahorias, huevos y café”, fue su respuesta. La hizo acercarse y le pi

Si no le das prioridad a lo que amas, no lo harás nunca

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Las Piedras y el Frasco: Cierto día un motivador estaba dando una conferencia sobre gestión de tiempo a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidaran. De pie frente a un auditorio compuesto por gente muy exitosa dijo: Quisiera hacerles una pequeña demostración... De debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de piedras del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro. Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio: ¿Está lleno este jarro? Todos los asistentes dijeron ¡Sí! Entonces dijo: ¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un cubo con piedras pequeñas de construcción. Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes. Cuando hubo hecho esto pregunt

El Coleccionista de Insultos: un cuento para no permitir que nos lastimen

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Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento, y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama. Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo: Arrojó algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos l

GALLETITAS, un cuento para reconocer nuestros errores

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Hoy quiero compartirles un cuento de el gran Jorge Bucay el cual cada que leo me deja un mensaje diferente y es que si lo aplicamos  a la vida diaria nos identificaremos con muchas actitudes que solemos tener con quienes son generosos con nosotros: GALLETITAS Un cuento de Jorge Bucay A una estación de trenes llega una tarde, una señora muy elegante. En la ventanilla le informan que el tren está retrasado y que tardará aproximadamente una hora en llegar a la estación. Un poco fastidiada, la señora va al puesto de diarios y compra una revista, luego pasa al kiosco y compra un paquete de galletitas y una lata de gaseosa. Preparada para la forzosa espera, se sienta en uno de los largos bancos del andén. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer un diario. Imprevistamente la señora ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar

La princesa que quería casarse

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Había una vez una princesa, que quería encontrar un esposo digno de ella, que la amase verdaderamente. Para lo cual puso una condición: elegiría marido entre todos los que fueran capaces de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía, sin separarse ni un solo día. Se presentaron centenares, miles de pretendientes a la corona real. Pero claro al primer frío la mitad se fue, cuando empezaron los calores se fue la mitad de la otra mitad, cuando empezaron a gastarse los cojines y se terminó la comida, la mitad de la mitad de la mitad, también se fue. Habían empezado el primero de enero, cuando entró diciembre, empezaron de nuevo los fríos, y solamente quedó un joven.Todos los demás se habían ido, cansados, aburridos, pensando que ningún amor valía la pena. Solamente éste joven que había adorado a la princesa desde siempre, estaba allí, anclado en esa pared y ese muro, esperando pacientemente que pasaran los 365 días. La princesa que había despreciado

La isla de los sentimientos. Porque el amor nunca muere.

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Erase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos: la Alegría, la Tristeza y muchos más, incluyendo el Amor. Todos los sentimientos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila, hasta previsible. A veces, la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido, o el Impulso armaba algún escándalo; otras veces, la Constancia y la Convivencia lograban aquietar al Descontento. Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando por fin la Distracción se dió por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces, el Conocimiento dijo: - “Tengo una mala noticia para darles... la isla se hunde..." Todas las emociones que vivían en la isla dijeron: - “¡No! ... ¿como puede ser? …¡Si nosotros vivimos aqui desde siempre!!!!”Pero el Conocimiento repitió: - “La isla se hunde” - ¡Pero no puede ser!!! Quizás estás

Lo que sucede cuando esperamos que alguien más nos rescate

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Un día de primavera, un viajante descansaba tranquilamente al borde del camino bajo un árbol. Mirando la naturaleza que le rodeaba, observó cómo la oruga de una crisálida de mariposa intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura aparecida en el capullo. Estuvo largo rato contemplando cómo la mariposa iba esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse. Tal vez la mariposa –pensó aquel hombre- había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir más lejos. Así que, decidido a ayudar a la mariposa, cogió unas tijeras de su mochila y ensanchó el orificio del capullo. La mariposa, de esta forma, salió fácilmente. Su cuerpo estaba blanquecino, era pequeño y tenía las alas aplastadas. El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que, en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de eso ocurrió. La mariposa nunca voló, y las pocas horas que sobrevivió las pasó arrastrando las

La Tristeza y la Furia

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Es difícil descifrar nuestras emociones cuando no estamos acostumbrados a trabajar en ellas, y muchas veces confundimos la tristeza con otras emociones y otras tantas la ocultamos para no mostrarnos débiles ante los demás, este cuento de Jorge Bucay expresa lo que nos sucede la mayoría de las veces y no queremos aceptar: En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta... En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas... Había una vez... un estanque maravilloso. Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente... Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia. Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos entraron al estanque. La furia, apurada (como siempre esta la

El mito de la diosa Fortuna

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Quiero compartir el mito de la diosa fortuna con ustedes… Zeus, el capo del Olimpo, era un poco promiscuo: se acostaba con lo que pasaba. De sus amores con una mujer nació una hija llamada Fortuna. Con el correr de los años, Fortuna se convirtió en la preferida de Zeus. Entonces, Zeus decidió armar un plan para tener a Fortuna siempre cerca. Y le pidió a Mercurio que le enseñara a correr. Mercurio le enseñó a correr hasta que, ya adolescente, Fortuna corría más rápido que cualquier humano, e incluso, más rápido que el mismo Mercurio. Fue ahí cuando Zeus armó su plan. El plan era este: hizo que el néctar y ambrosía, sustancias que mantenían a los dioses jóvenes, sanos e inmortales, fueran destilados de cada fruto que aparecía cada mañana. Pero también hizo que los rayos del sol deterioraran los frutos para que ningún humano pudiera consumirlos. ¿Qué sucedía? Hacía falta alguien que recogiera los frutos antes que fueran dañados por los rayos solares. Esta tare

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