Cómo cultivar tu mundo interior


Es muy importante alimentar el mundo interno, todavía más en una sociedad en donde las personas se sienten tan desprotegidas a nivel emocional al pertenecer a un entorno pesimista como el actual marcado por una grave crisis no sólo económica sino también, de valores.


El mundo interno te da fortaleza. Eso no significa que cuidar el cuerpo no sea importante, sin embargo, la sociedad actual desvía la atención del plano físico y se centra en exceso en el plano corporal. La felicidad más profunda surge del interior, de estar bien con uno mismo y también con los demás. ¿Cómo alimentar tu mundo interior? 


1. En primer lugar, busca personas que sean afines a ti en algún aspecto. Eso no significa que no puedas tener amigos diferentes, sin embargo, compartir una afición común con alguien te aporta un bienestar añadido. Te ayuda a expresarte gracias a un entorno en el que sientes que tienes confianza para mostrarte tal y como eres.


2. Cuídate de verdad porque la vida es una aventura positiva que merece la pena emprender cada día con una bonita sonrisa. La sonrisa lo cambia absolutamente todo. Gracias a un gesto tan sencillo puedes cambiar tu forma de ver las cosas. Puedes pasar de ver la vida de color gris o hacerlo en un tono más amable.


3. Apaga la televisión y apuesta por hábitos más placenteros como leer un buen libro, escuchar música, asistir a museos, disfrutar de recitales de poesía… La cultura es muy amplia: ¡No te cierres puertas!



4. Evita criticar a los demás por pura norma. Piensa que cada persona es diferente y todo ser humano tiene un talento interno. En vez de destruir lo valioso de cada persona a través de la crítica aprende a dar las gracias, sé tú mismo y disfruta de tu existencia.


5. Desarrolla tu creatividad en el trabajo. Siempre se pueden hacer las cosas de otra manera, con ilusiones nuevas.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me soltaste cuando más te necesitaba y hoy te lo agradezco

Nadie duele para siempre

11 frases de Mario Benedetti para un corazón roto