No seas lo que te hicieron





Un aspecto que diferencia a los seres humanos de otras especies del reino animal es la parte emocional. Es una condición natural e innegable, nos guste o no, experimentamos de forma continua emociones que se hacen presente en nuestra vida y suelen determinar las conductas y comportamientos.

Sin embargo, a pesar de que éstas suelen acompañarnos cada día, son muchas las ocasiones en las que luchamos por evitarlas o esconderlas por temor a que la incapacidad por controlarlas nos conduzca a cometer errores o equivocaciones que puedan generar daños a otras personas.

Cómo descargar las emociones sin afectar a terceros ni a uno mismo

Son diversos los factores por los que muchas personas deciden restarle importancia a las emociones y concederle mayor grado de relevancia a la racionalidad. Los elementos que entran en juego pueden ser de tipo cultural, por ejemplo. Es muy probable que tengamos bastante arraigada la creencia de que las emociones no son para nada productivas ni agregan nada positivo a la vida.

Otro aspecto a tomar en consideración proviene de la etapa de socialización durante la cual, en algunos casos, se les suele exigir a los niños que oculten sus sentimientos. Se puede aprender quizás que la parte emocional es vergonzosa.

Aceptar nuestras emociones


Es importante darle cabida a la parte emocional porque sólo así podremos manejarlas y descargarlas sin dañar a las demás personas. Además, el componente emocional mal manejado te puede conducir a la enfermedad porque en la medida en que las obvies tu cuerpo resentirá la tensión.

Partiendo de la base de que no es posible ejercer control sobre lo desconocido, el primer paso es la aceptación de aquello que se está sintiendo o experimentando y evaluar la manera en la que nos está influyendo a nivel orgánico.

Convierte a la emoción en tu aliada

No se trata de aceptarlas y reconocer de manera escueta que sí, que allí están e integran mi ser. Es aprender a convivir con ellas, explorarlas y chequear conmigo mismo(a) de qué manera me afectan y condicionan mi conducta.

Lo ideal es dejarnos fluir con ellas y aceptar el estado así como la manera en que nos hagan sentir. La meta establecida, por ende, gira en torno a controlar nuestra parte emocional.

Sin embargo, no es recomendable ejercer un control a manera de coacción ya que esto generaría tensiones innecesarias y una continua lucha. El control se debería ejercer desde el punto de vista de la integración, el reconocimiento y la identificación de la emoción como parte de nuestra vida.

Ellas definitivamente aparecen de manera natural, sin previo aviso, pero siempre tendrás la oportunidad de elegir la forma en que reaccionarás en presencia de determinados estímulos.

Trabajar las emociones


El cambio de perspectiva que aparece tras darle cabida a nuestra parte emocional contribuye a enriquecer nuestras herramientas psicológicas y abre paso a la inteligencia emocional.

No implica que poseerás un dominio total sobre la manera en la que te sientas en todo momento, eso resultaría utópico, el cambio proviene del manejo de tu propia conducta. Esto te permitirá ser productivo a lo largo de tu jornada laboral aun cuando la tristeza te invada porque tendrás la capacidad para posponerla de forma madura en relación con el
contexto en el que te estés desenvolviendo.

Éste autocontrol, por así decirlo, te lo proveerá el trabajo personal que emprendas con tu parte emocional.

¿Cómo trabajar la parte emocional?:

Existen diversos métodos que te pueden ayudar a trabajar las emociones y siempre podrás escoger entre el trabajo individual o buscar ayuda externa. Es perfecto que tomes en consideración acudir a un terapeuta si lo consideras necesario.

Para conectar con tus sentimientos puedes adquirir un cuaderno en el que a diario o cada vez que lo requieras describas:
¿Cómo te sientes a nivel psicológico y orgánico? ¿Qué emoción estás experimentando? ¿A qué le atribuyes que se haya hecho presente en tu vida? O, si lo prefieres, puedes dibujarlas, darles la forma que para ti representen y hasta asignarle un color.

Es recomendable que analices contigo mismo(a) la naturaleza que le atribuyes a ésta emoción, ya sea positiva o negativa, y el por qué de ello. Permítete convivir con estos sentimientos y chequea en qué modo influyen sobre tu conducta.

También puedes acudir al ejercicio, que resulta doblemente beneficioso en este caso, en vista de que te ayudará a disminuir cualquier emoción acumulada y contribuirá con tu bienestar. Podemos elegir y es bastante sano alejarnos de la situación de conflicto si sentimos que se puede salir de control y no contamos en ese momento con las herramientas para responder de la mejor manera.

Emociones como la ira se pueden vivir con tal intensidad que te pueden conducir a cometer errores irreparables con las personas de nuestro entorno y afectar de manera negativa la imagen o los vínculos que hayamos establecidos con los demás.


Es por ello que, antes de iniciar una conversación que tenga como finalidad la resolución de un conflicto, chequees contigo mismo si en ese instante reúnes las condiciones anímicas necesarias para llegar a los acuerdos que beneficien a todas las partes involucradas.

Conócete a ti mismo(a):

Esto se escucha fácil mas no es del todo cierto porque en ocasiones nos acostumbramos a ocultar sentimientos como el dolor, incluso a nosotros mismos. No es para nada reprochable sentir tristeza por una relación amorosa que finalizó o sentir ira porque no se reconoció nuestro desempeño laboral, por ejemplo. Esto es parte de la vida y son emociones propias de los seres humanos.

Lo importante es aceptarnos tal y como somos, reforzarnos a nivel psicológico y desarrollar la capacidad para emplear en nuestra vida la inteligencia emocional y transformar nuestras explosiones emocionales en conversaciones y acuerdos en los que se emplee la asertividad y el respeto hacia los otros como bandera.

Una persona con autocontrol manejará la destreza para emitir una opinión sobre aquello que no le gustó, exigir sus derechos o fijar su posición sin ofender o irrespetar a los demás. Para lograreste manejo es necesario trabajar en el pleno conocimiento de nosotros  mismos.

Fuente: Lavidalucida.com

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