Las mujeres viven con mayor intensidad el duelo pero se recuperan antes tras el desamor




Por lo que reflejan los datos recopilados a partir de esta investigación, basada en cuestionarios administrados a más de 5.000 personas de 96 países, las mujeres sufren más intensamente que los hombres cuando hace poco que se ha producido la ruptura, pero también se recuperan antes que estos últimos. De hecho, por lo que se ha visto, es relativamente frecuente que los hombres empiecen otra relación de pareja sin haber superado del todo una ruptura anterior.



Una posible explicación a esta diferencia entre mujeres y varones es la siguiente: ellas tienden a invertir más en cada relación, dado que su bienestar queda más comprometido a causa de la posibilidad de ser madres y por la presión cultural asociada al rol de género femenino, mientras que los hombres tienden a asumir que deben adoptar una mentalidad competitiva en el amor. Esto haría que muchas mujeres sufriesen la ruptura de un modo más puntual, mientras que los hombres siempre llevasen a cuestas la presión de tener que llamar la atención de una potencial pareja. 




La importancia de la resiliencia



Es cierto que el tiempo es un factor importante a la hora de superar una ruptura de pareja, pero también es verdad que cada persona tiene una manera diferente de afrontar las adversidades. Esta capacidad para encajar los golpes (metafóricamente hablando) que nos da la vida es lo que se conoce como resiliencia.

Aunque parezca extraño, hay quienes carecen casi totalmente de resiliencia. No es que sean personas que no quieran esforzarse para salir de esa clase de baches; justamente, cuando peor nos va es muy fácil que perdamos el control de nuestras actitudes y nuestros hábitos, y como consecuencia hay quien al pasar por un mal momento se siento totalmente incapaz de hacer otra cosa que no sea intentar resignarse, o incluso fantasear con sus propias miserias.


Es muy posible que la resiliencia tenga en parte un componente genético, de manera que diferentes personas tengan distintos grados de facilidad o dificultad para sobreponerse, pero no cabe duda de que el aspecto ambiental y aprendido es básico. Por eso, interiorizar una serie de habilidades puede hacer que el tiempo necesario para superar una ruptura se acorte, mejorando nuestra resiliencia, pero también puede ser que conductas aprendidas voluntaria o involuntariamente alarguen innecesariamente este periodo de sufrimiento. 



Por eso, algunas personas necesitarán acudir a terapia psicológica para disponer de una especie de “entreno emocional”; otras, tan solo necesitarán del apoyo de familiares y amigos, etc. Lo importante es tener claro que la resiliencia, ya sea aplicada al desamor o a cualquier otro aspecto de la vida, es algo individual, y que las investigaciones centradas en el tiempo que se necesita para recuperarse psicológicamente tras una ruptura es una tendencia generalizada, un fruto de la estadística y no del funcionamiento del cerebro de uno mismo. En las emociones no existen unas reglas claras que nadie puede sobrepasar; cada uno debe explorar esa jungla siempre misteriosa que es su propia mente. 

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