Algunas personas requieren más tiempo para superar una pérdida.





Nada más alejado de lo que necesitamos para superar una pérdida que las frases que nos exigen pasar una página aun no llorada. ¡Muchos han pasado por eso, no pasa nada!, Si muchos pueden haber pasado, pero ahora lo paso yo con mi maleta de pérdidas a cuesta, con mis duelos anteriores elaborados o no, y por eso pasa y mucho. Pasa que no me lo esperaba, pasa que se repite, pasa que me siento cuestionado. Pasa que no sé si yo lo supero, aún no lo sé y necesito recorrerlo para poder saberlo y poder sentirme reconfortado y reforzado una vez allí. 

Por ello no existen recetas de superación de un duelo a medida de todos. Transitamos más o menos las mismas etapas: negación, la rabia, el miedo, la pena, la aceptación pero algunos nos estancamos más en una u en otra, y algunos intentan tomar atajos que impiden la integración de lo que somos con nuestras vivencias, como amputándonos para no sufrir a coste de perder aspectos propios. 

Algunas personas requieren más tiempo que otra, otras van de clavo en clavo donde la soledad no tiene lugar y otras lloran, recuerdan transitan el duelo y salen reconfortadas, con más conocimientos sobre sí mismos, sobre el amor y el dolor. 

Estar solo 


“Una historia sin final, distante placer de una mirada frente a otra esfumándose”
Bocanada Gustavo Cerati 

¡Disfruta que estas soltero/a! Frase dichas con buenas intenciones, pero a destiempo, eso vendrá con la posibilidad del disfrute de la soledad y no cuando se vive el dolor de la soledad. La posibilidad de estar a gusto con uno mismo y poder estar en soledad sin que signifique abandono dependerá de muchos aspectos personales, de las vivencias tenidas, de anteriores experiencias de desamparo o abandono. 

Donald Winnicott, un psicoanalista británico, ha destacado el hito que representa en el niño el aprender a estar sólo en base a la experiencia de haberlo estado en presencia de otra persona. Estar solo -no como el hecho físico real de estar solo- sino solo en calma interna que tampoco nada tiene que ver con tener que ser o creerse ser autosuficiente de un modo omnipotente, sino más bien con no sentir que todo se destruye y uno se desvanece ante la ausencia de la mirada de otro, que primariamente es nuestra mamá. 

Hay personas que presentan graves dificultades para estar solas, donde la intensidad del sufrimiento puede ser realmente abrumador; sin embargo, hay otras, “que antes de salir de la niñez ya han aprendido a gozar de la soledad y que incluso llegan a valorarla como uno de sus bienes más preciosos”. (Winnicott) 


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