Síndrome del Alma Rota. Cuando has sido hijo de un psicópata narcisista
¿Que es el Síndrome del Alma Rota?
La palabra “síndrome” proviene del griego “syn”, que significa “juntos”, y “dramein”, que significa “correr”. Entonces, un síndrome es un conjunto de signos y síntomas que tienden a correr juntos en un grupo que puede reconocerse como un abuso físico, mental, emocional y espiritual. Para poder diagnosticar a un cliente que sufre el Síndrome del Alma Rota (Síndrome de la Víctima Narcisista), los terapeutas deben ser capaces de reunir los signos y síntomas y acceder a la composición psicológica del cliente a medida que se desarrolla su historia. De esa manera, estarán en condiciones de saber si la persona sufre del Síndrome de Víctima Narcisista o una forma menor de abuso en su bienestar mental.
Síndrome del alma rota: Aquí una guía general de los síntomas de un hijo criado por padres psicópatas narcisistas
1. Eres demasiado correcto y siempre dejas de lado tus necesidades
Los especialistas señalan que un padre narcisista pisoteará a toda su familia con tal de cumplir sus propios deseos, sin pensar mucho en lo que necesita el resto. Por esto es que algunos hijos adultos de narcisistas son demasiado correctos y hacen lo imposible para asegurarse de que nadie los perciba de esta manera.
Por otro lado, pueden haber crecido toda su vida con padres que les decían o demostraban que sus necesidades no importan. Como sea, el resultado es el mismo: Estas personas dejan que la gente los pisotee porque no están en contacto con lo que necesitan, ni saben cómo expresarlo.
“No son capaces de decir: ‘Me importa’, y ‘tengo necesidades’, porque eso suena narcisista”, explicó Behary, añadiendo que “alguien que lucha muy duro para no ser un padre narcisista termina siendo pisoteado”.
Malkin reafirmó esta situación: “He visto a pacientes cuyos padres les hicieron sentir enfermos, locos, o egoístas por expresar la más básica de sus necesidades. Uno de mis clientes se sentía tan inútil y asustado, que siendo adulto sufrió de pesadillas y se sentía un cobarde ante cualquier figura de autoridad porque le recordaba a su padre abusivo”.
Por lo mismo, los especialistas recomiendan que si te sientes de forma similar, aprendas todo lo que puedas sobre el narcisismo para que así puedas identificar los mensajes disfuncionales con los que creciste y empieces a trabajar contra éstos.
“Si me encuentro con alguien criado por un padre narcisista, o si sospecho que ese podría ser el caso, es muy importante para mí asegurarme de que entienden el narcisismo en todos sus colores. Así, averiguamos juntos qué tipo de narcisismo tiene su padre o madre, pero aún más importante, tenemos que buscar la parte de ellos que se perdió en el camino”, señala Behary
2. Temes ser narcisista
No todas las personas criadas por padres narcisistas se vuelven súper correctas, algunos niños ven que la única manera de evitar el ridículo y los ataques es ser tan narcisistas como sus padres, y con los años, esta táctica de supervivencia se convierte en la forma en que esa persona ve el mundo, indican los especialistas.
Los adultos que crecieron de este modo, pueden ser propensos a insultar a otros por el miedo -enraizado en la infancia – de que si no muestran fuerza, podrían ser aplastados, explicó Malkin:
“Los niños extremadamente tenaces, más extrovertidos desde el nacimiento, a veces se convierten en narcisistas porque caen en el juego de ‘si no puedes con ellos, úneteles'”, añadió el terapeuta.
Si es tu caso busca ayuda profesional para salir de esos patrones de comportamiento abusivo, especialmente si tienes pareja y/o niños.
“Los niños hijos de narcisistas que se encuentran insultando y atacando no carecen de esperanza, pero tienen que subirse las mangas y trabajar duro emocionalmente. Necesitan sentirse cómodos expresando sentimientos vulnerables como la tristeza, la soledad, el miedo, y el sentirse abrumado con sus seres queridos”.
3. Eres implacablemente competitivo, o eres resentido, con tu hermano/a
Los terapeutas explican que los narcisistas tienen problemas con los límites personales y ven a otras personas como extensiones de sí mismos. En las familias con varios hijos, el comportamiento narcisista se puede reflejar de diversas maneras. Por ejemplo, cuando un niño recibe mayor atención, elogios y apoyo, también está bajo mayor presión. Otro chico, en tanto, puede ser el blanco de culpa y vergüenza de los padres, y se le muestra que no hace las cosas bien como su hermano.
Behary y Malkin indicaron que ambas proyecciones son dos lados diferentes de la personalidad de un narcisista. De este modo, el “niño modelo” y el “chivo expiatorio” tendrán dos infancias muy diferentes, y esto los enfrenta uno contra el otro, incluso en la edad adulta.
Si eres el niño elegido, es posible que te moleste que tu hermano estuviera bajo mucha menos presión que tú. Pero si eres el chivo expiatorio, es posible que no toleres que tu hermano siempre recibiera todos los elogios y tú ninguno.
Debes entender que un narcisista enfrenta a la gente unos contra otros a propósito, para servir a sus propias necesidades, y esta dinámica no fue tu culpa ni la de tu hermano.
“A la gente extremadamente narcisista le encanta poner a la gente en pedestales, casi tanto como les gusta a ellos estar en uno”, señala Mankin, añadiendo que ellos creen que la gente perfecta no decepciona, y por eso la idolatran porque así no estarán preocupados de que los decepcionen o hieran. Y con los “chivos expiatorios” pasa lo mismo, porque el narcisista ve que nunca tendrá que preocuparse por esperar demasiado y decepcionarse, ya que en realidad no espera nada de esa persona.
Pero Behary, dice que no todo está perdido en estos casos. “Ellos (los hermanos) pueden llegar a sentirse muy unidos entre sí”, debido a que los une algo común: sufrieron por un padre o madre narcisista.
4. A veces, has sentido que fuiste más la pareja de tu padre o madre, que su hijo
Cabe aclarar que no todos los narcisistas buscan ser el centro de atención o son temerarios. Según Behary y Malkin, algunos exigen atención jugando a ser siempre la víctima o describiendo sus problemas como si fueran más importantes que los de los demás. También pueden tratar de controlar las acciones de las otras personas amenazando con dañarse a sí mismo o victimizándose constantemente.
Quienes fueron criados por este tipo de narcisista pueden pasar toda su infancia socorriendo a sus padres o tratando de mantener la paz para que nadie resulte herido.
Behary cuenta que algunos de sus pacientes decían sentirse más el esposo de la madre o padre que el hijo, porque tuvieron que siempre darle más apoyo emocional a sus padres del que les correspondía como niño. O bien, sentían que sus vidas giraban alrededor de sus padres para contenerlos emocionalmente y evitar conflictos familiares.
La profesional explica que cuando los niños deben atender los dramas emocionales de los padres, tienen que renunciar a sus propias necesidades de la infancia.
Si es tu situación, la profesional recomienda que te tomes el tiempo de reconocer al niño que aún vive dentro de ti, y le preguntes cuáles eran esas necesidades postergadas que tuviste y cuáles todavía están ahí. Behary dice que puedes apoyarte en fotografías de infancia, para llegar a reconocer cuáles fueron esas necesidades emocionales que no fueron cumplidas por tus padres.
5. Tu autoestima deriva únicamente de tus logros
Las personas criadas por narcisistas aprenden que la única manera de estar bien en este mundo es hacer lo que sus padres hacen y derivan su valor propio del rendimiento y sus logros.
Aunque puede que no tengan una autoestima tan baja ni sentirse tan abrumados por la vergüenza como un verdadero narcisista, pueden asumir comportamientos como la adicción al trabajo, porque ven que su rendimiento es lo único que los define.
“El niño hijo de narcisista se entera de que la única cosa que importa es lo que puede producir en el mundo, no sólo su propio pequeño ser. Esto es muy similar a cómo los narcisistas pueden ser”, comenta Behary.
Si te sientes identificado, trata de ser empático con tu padre, no al punto de sentir lástima, pero esto puede ser útil para entender los sentimiento, pensamientos y las decisiones de otra persona, incluso si no estás de acuerdo con ellos.
Behary ha mostrado que los narcisistas suelen sufrir intensamente porque las tácticas de supervivencia que aprendieron en la infancia los llevan a fracasar en múltiples aspectos de la vida adulta.
Si bien algunos investigadores creen que puede haber una base biológica que hace a algunas personas más vulnerables al narcisismo, otros están convencidos de que este trastorno de personalidad deriva de una compleja combinación de factores que incluyen la crítica y / o elogios fuertemente marcados en la infancia, lo que finalmente hace que el niño proteja su baja autoestima con una personalidad en apariencia muy fuerte.
Asimismo, según explica la Clínica Mayo, esto hace que algunos pequeños sean especialmente necesitados de halagos, admiración y adulación para sentirse normales, mientras que las críticas los destruyen demasiado.
“Me preocupo por los narcisistas. Trabajo con ellos porque sé que están sufriendo internamente”, dijo Behary.
6. No tienes sentido de ti mismo, tus deseos, necesidades o metas
Behary explica que un rasgo revelador de narcisismo es la grandiosidad, es decir, el pensamiento o sentimiento de que se es superior a los demás, incluso si no tienes logros que lo justifiquen. En este sentido, los padres narcisistas pueden verse a sí mismos como lo máximo, y si no es por su propio éxito, puede ser porque le encontraron sentido a vivir a través de sus hijos.
“Muchos niños hijos de narcisistas dirán: ‘No estoy seguro de cómo terminé en esta carrera porque nunca realmente supe lo que quería’. O, ‘Siempre sentí como si estuviera a punto de ser un reflejo de mi madre o padre en vez de ser yo mismo'”, comentó la profesional.
Ante esto, Behary indica que los padres con formas extremas de narcisismo pueden hacer que sus hijos adultos se sientan como extensiones de ellos. A veces, lo mejor es limitar el contacto con estas relaciones tóxicas, sobre todo si los padres no sienten que deban disculparse por el daño causado.
En este sentido, Malkin dice que hay tres señales por las que una persona adulta debe considerar dejar de ver a sus padres: Abuso, negación y psicopatía. Él dice que nadie debería tener que soportar el abuso emocional o físico, y si los padres no pueden reconocer que hay un problema, hay pocas posibilidades de que las cosas cambien.
Por otro lado, la psicopatía -que en este caso puede configurar un patrón de mentiras y manipulación despiadada- indica que los padres son incapaces de ponerse en el lugar del otro, careciendo de la habilidad de empatizar con los demás, e incluso de tener conciencia.
Por eso se llama el Síndrome del Alma Rota, porque por mucho que ames a tus padres, no debes verles nunca mas.
Excelente!
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