Hay una gran diferencia entre cuidar tu corazón y no permitir que alguien entré en él.





Es normal que después de una separación o decepción amorosa sientas que tu corazón está roto y que nunca más vas a volver a enamorarte ni a sentir nada. Volver a confiar en una persona es algo que evitamos cuando hemos sido traicionados o creemos que se burlaron de nuestros sentimientos. No cierres tu corazón al amor, solo porque alguien jugó contigo, te traicionó o no sintió lo mismo que tú ni te correspondió de la misma manera.

Sabemos que es difícil y doloroso que te hieran y jueguen con tu tiempo y tus sentimientos, pero no por eso debemos juzgar al resto de las personas como si todos fueran a hacer lo mismo. Sabemos que confiar es difícil cuando sientes tu corazón destrozado y crees que nunca más tendrás la capacidad de sentir lo mismo por otra persona.

Estos momentos de indecisión te hacen crear máscaras de indiferencia, dolor y frialdad ante los demás haciendo creer que ya no tienes sentimientos dentro de ti y que en tu corazón ya no hay espacio para el amor, pero esto resulta contraproducente, porque te haces daño a ti mismo ocultando tu verdadero ser y aparentando ser quien no eres.


​Existe una gran diferencia entre cuidar tu corazón y cerrarlo para siempre, clausurarlo de por vida. El amor siempre implica riesgos y quienes han sufrido varias decepciones, podrían tender a sobreprotegerlo, evitando exponerlo demasiado a situaciones donde se ve que, tarde o temprano, habrá algo de sufrimiento.

Sin embargo, no es saludable que decidamos perdernos una de las mejores experiencias y sentimientos que podemos tener como personas, y debemos que entender que el amor, como una de las cosas más maravillosas que se pueden vivir, necesita límites y reglas, así como también necesitamos límites en cuanto al cuidado extremo que le damos a nuestro corazón. Puedes volverte más prudente, puedes evitar desbocarte desde un principio, pero nunca deberías negarte por completo a la posibilidad de amar nuevamente, de entregar tu corazón de verdad, de estar con alguien y compartirte en cuerpo, mente y alma.

El amor que sientes en lo más profundo de tu ser y te hace vivir de una manera diferente, no lo podrás experimentar si te escondes detrás de una armadura que nadie es capaz de derribar.

​¿De qué sirve que nadie nos lastime si, negándonos a sentir, somos nosotros mismos quienes nos estamos haciendo daño?

Sería mejor disfrutar la vida con todos los matices que tiene, con las cosas buenas y las malas.Cada persona es diferente, cada vez que nos enamoramos, hacemos una nueva historia, incluso con una misma persona podemos experimentar diferentes tipos de amores conforme pasa el tiempo. Que algunas veces no haya funcionado, no quiere decir que toda la vida será igual.Siendo honestos, aunque todos nuestros intentos fallen, siempre resultan enriquecedoras las experiencias que vamos teniendo y sumando a nuestra historia personal.

Hay que honrar a cada persona que llega a nuestra vida. Cada persona con quien nos relacionamos, llega a enseñarnos algo, a encontrar cosas de nosotros que no conocemos, a mostrarnos una parte de nosotros proyectada en ellos, a darnos nuevas perspectivas de la vida, a enseñarnos una forma diferente de amar. Aun cuando esa historia se termine, debemos verla siempre como una ganancia para nuestra vida.

Si queremos volver a sentirnos queridos, debemos dar amor. Cerrar nuestro corazón hará más daño que bien y solo nos agrega más dolor al que ya sentimos. El perdón se encarga de poner amor donde antes hubo dolor y cuando tenemos un corazón con heridas sanadas, es más sencillo pensar en una nueva posibilidad de volver a amar.

Todos sabemos que no es fácil volver a lanzarnos al amor, sin embargo, una vez que has logrado sanar tu corazón y tus heridas se han curado, sabrás que ha llegado el momento en donde podrás entregarte a alguien más. Al principio tenías ganas de llorar todo el tiempo, no dejabas de pensar en todos los hermosos momentos vividos al lado de esa persona. Conforme pasó el tiempo, el dolor se marchó y ahora puedes mirar al pasado, agradecer la experiencia y darte cuenta de que todos esos momentos se quedarán en tu memoria, pero no impedirán que sigas adelante.

Después de un tiempo te darás cuenta de que no tiene nada de malo estar solo, al contrario, pudiste conocerte mejor, valoraste todo lo que eres, las virtudes que tienes y también supiste identificar tus defectos. Te diste cuenta que eres una persona especial, capaz de conseguir lo que te propones y que eres digna de volver a ser amada.

​Cuando sientas que quieres volver a tener mariposas en el estómago, volverás a creer en el amor y sabrás que ahora lo buscarás de una forma madura y con límites. Deberás ser honesta contigo misma y saber que afuera existen muchas personas honestas, buenas y capaces de lograr que vuelvas a creer en el amor y que no todo está perdido, que podrás volver a confiar.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Estoy entre mis ganas de tener pareja y amo mi soltería.

11 frases de Mario Benedetti para un corazón roto

Divorciada, sola y feliz