Perder a alguien que no te quiso, no es perder
Cuando tenemos lastimado el corazón, nos cuesta un poco hacer un balance objetivo y pensar que lo que nos ha ocurrido, que ha generado una herida, pueda en definitiva representar un beneficio.
Sin embargo, con el paso del tiempo y del dolor, si no nos aferramos al drama, nos será mucho más sencillo entender que si ha sido el caso, el perder a quien no nos ha querido, no es en lo absoluto una pérdida, sino por el contrario, un favor que nos ha hecho la vida.
Inclusive tendríamos que ser agradecidos con este hecho y quizás hasta tendríamos que reconocer la bendición de que otro haya decidido por nosotros, con el fin de generar una separación. Puesto que a pesar del dolor temporal, el beneficio a largo plazo se vuelve cada vez más notorio.
El dar amor a quien no quiere recibirlo, no está mal, no nos resta, siempre ganamos cuando amamos. Sin embargo, el hecho de sumar experiencias, no debe representar que perdamos nuestro tiempo, inmersos en relaciones donde no vemos correspondidos nuestros sentimientos, ni nuestros esfuerzos.
Toda relación cuando es desequilibrada, tiende a generar incomodidad, sufrimiento o frustración y a fin de cuentas, todos merecemos amor, todos merecemos que alguien nos dé un espacio importante en su vida y un lugar especial en su lista de prioridades.
Aprendamos de una u otra forma a valorarnos y respetarnos, en la medida que nosotros lo hagamos, los demás también lo harán. Si pretendemos quedarnos junto a alguien que no nos quiere, es porque nos sentimos merecedores de eso. No hemos entendido que somos nosotros los que debemos marcar la pauta en lo que aceptamos en nuestras vidas… Y obviamente no podemos obligar a alguien a querernos, por más que queramos el amor de alguien en particular, pero sí podemos decirnos a nosotros mismos, que merecemos algo más, que hay muchas fuentes de amor a nuestro paso y es un capricho insano pertenecer en aquello de donde nada brota.
Estemos claros en que si algo está en nuestras vidas, es porque lo hemos atraído. Esto suena más sencillo de digerir cuando nos gusta lo que vivimos, pero reconocer que algo que no consideramos positivo está presente, pues tenemos cierta resistencia. Cuando comenzamos a amarnos más comenzamos a vibrar con lo que coincide, con lo que está en sintonía con ello… Y muy probablemente esa persona que hemos “perdido”, sea el universo entendiendo nuestra nueva vibración. Porque a veces aun cuando nos sintamos tristes, estamos mejor orientados en cuanto a lo que queremos y a través de nuestro sentir y hacer, comenzamos a materializar lo que nos conviene.
Fuente: Sara Espejo – Rincón del Tibet
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