Ejercicio para decir Adiós. Cuando no tienes oportunidad de despedirte



Sabes que tienes una cuenta pendiente. No te despediste de alguien que ya no está entre nosotros. O te dejaron, se fueron y no pudiste decir adiós. ¿Qué tal si lo hacemos juntos?

Hay momentos de la vida en que perdemos a un ser querido, por la razón que fuera: ya sea porque falleció, porque se fue lejos, para no regresar,-como en el caso de las relaciones que terminan abruptamente y ya no hay vuelta atrás- o porque alguien de nuestro entorno cercano emigró o nos dejó y no nos podemos despedir como quisiéramos. En estos casos quedamos indefensos en distintos aspectos de nuestra vida. Podemos sentirnos defraudados, porque creímos que esta persona estaría con nosotros para siempre (aunque su partida haya sido involuntaria). Nos duele mucho caer en la realidad que ya no está. Nos damos cuenta que las personas y las cosas que nos rodean tienen un tiempo limitado de permanencia cerca de nosotros.

Éste es el momento de mitigar el dolor. Entonces, vayamos a lo que verdaderamente te reconfortará:

EJERCICIO

Cierra los ojos e imagínate sentado frente a esa persona con la que tanto compartiste, que ya no está contigo. Trata de aquietar tu respiración hasta que respires lenta y pausadamente y sientas tranquilidad al respirar.

Una vez lo logres, fíjate qué te une a esta persona, en forma de lazos unidos por moños. Pueden ser moños de colores, o blancos y negros, de anchos variados, que adopten distintas formas, lo que sí puedes hacer es visualizar distintas cintas atadas con moños. Algunos tendrán más claridad que otros, y unirán distintas partes de tu cuerpo al de la otra persona.

Ahora, lentamente, irás desatando una a una las cintas, moño por moño, y verás cómo te sientes diferente al hacerlo. Puede que aparezcan más lazos y más moños que los que veías al principio, o que tengan otra forma, es habitual tanto que haya más como que no los haya. Sigue desatándolos despaciosamente, hasta que te des cuenta de que ya no hay ninguno. Tómate todo el tiempo que consideres necesario.

El último paso es el más poderoso: agradécele a esta persona, desde lo más profundo de tu corazón, que haya pasado por tu vida. Respira lo más hondo que puedas. Fíjate cómo te sientes cuando suavemente pronuncias (en voz alta o para ti mismo) palabras de agradecimiento hacia ese ser que tan importante fue para ti.

El recuerdo que te ha quedado se modificará en los próximos días y podrás dar pasos que hasta ahora te resultaba difícil siquiera pensarlos. Has liberado una gran cantidad de energía que bloqueaba algunas áreas de tu vida y notarás que esto, junto al estado de calma al que finalmente llegues, te permitirán desenvolverte mejor en los caminos que de aquí en adelante transites.

Fuente: mejoraemocional.com

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Me hubiera gustado que fueras tú

No todas las historias terminan por falta de amor

11 frases de Mario Benedetti para un corazón roto