Prométeme que nunca me dejarás
Prométeme que nunca me dejarás.
Dime que siempre te sentirás de esta manera.
Dime que soy el único.
Dime que sólo tienes ojos
para mí.”
Esto no es presencia, es adicción.
Esto no es amor, es auto abandono.
Esto es un bebé anhelando a su madre.
Esto es un sentido de desamparo y dependencia.
Una dependencia que era real cuando eras joven.
(Sin mamá, estarías muerto; una buena adicción).
Pero ahora eres un adulto, ya no eres dependiente.
Tu soledad ha dejado de ser un peligro
(incluso si se siente como algo peligroso).
Tu deseo no te matará.
Tu anhelo no es tóxico
Tu tristeza es soportable.
Hermosa, incluso.
Y no estás incompleto sin mamá,
sin una pareja, sin un compañero del alma, sin tu otra ‘mitad’
Incluso si te sientes incompleto.
Eres entero y completo porque existes.
Porque respiras. Porque sientes lo que sientes.
Porque estás vivo.
Nadie puede prometer
que nunca te dejará.
Nadie puede prometer
que siempre te querrá cerca.
Nadie conoce el futuro.
Y cambiamos. Y sanamos.
Y crecemos. Y nos hacemos más conscientes de nosotros mismos.
Y la presencia es la única certeza aquí.
La presencia es lo que anhelamos.
Sin embargo, la presencia no está fuera de nosotros.
Y rompemos con la adicción a través de descubrir nuestra presencia.
No ‘otra’ presencia, sino la nuestra.
Rompemos la dependencia al acercarnos a nosotros mismos.
Sintiendo nuestros pies en el suelo.
Sintiendo cómo el vientre sube y baja.
Respirando en nuestro placer y en nuestro dolor.
Apropiándonos de nosotros mismos, por fin.
Lo único
que jamás te dejará,
eres tú.
TÚ.
El uno que eternamente es.
Tú, nunca buscando amor,
Sino siéndolo,
irradiándolo desde tu esencia,
como la Tierra, y la gravedad
atrayendo todo
hacia tus brazos abiertos de par en par.
No tengas miedo de estar solo.
No tengas miedo de ‘perder el amor’.
(No puedes perder el amor).
Siempre estás protegido,
Incluso cuando tu corazón se rompe.
La verdad es: no necesitas a otra persona para ser feliz.
Y así es que puedes amar a los demás, en lugar de aferrarte a ellos
por costumbre, por miedo, por vergüenza,
o porque aún estés
inconscientemente buscando a mamá:
“Prométeme que nunca me dejarás.
Dime que siempre te sentirás de esta manera.
Dime que soy el único.
Dime que sólo tienes ojos
para mí.”
Y
Sólo tú
Puedes cumplir
Esta promesa
Que te hiciste
A ti mismo
Antes de que
Existiera la Tierra.
Autor: Jeff Foster.
Fragmento de la página: gestaltsinfronteras
Comentarios
Publicar un comentario