Amores autodestructivos




Creo que todos podemos ser peligrosos, algunos más que otros, todos podemos llegar a ser personas toxicas.Y es por eso que me gustaría hablar de lugares peligrosos en los que las parejas suelen caer sin darse cuenta. Lo peor es que son lugares muy comunes, aunque fatales.

La lógica Amo-Esclavo




La posición de servidumbre en cualquier vínculo, es una posición tentadora ¿por qué? Porque la dependencia es más cómoda, más concreta, menos etérea que el deseo. De la misma manera el dolor es algo mucho más tangible y menos difícil de asir que el deseo. Uno nunca sabe del todo si ama a su pareja o no, si la desea o no, porque como dijimos anteriormente el amor es no-todo. Pero cuando una pareja nos hace doler, existe una certeza de que “se siente algo”. La relación es difícil de explicar en un texto de divulgación. Pero sin embargo es necesario decir que cuando se intenta ir más allá de los límites del placer, tener un amor sin límites, seguramente llegamos al dolor. Más allá del placer no hay más placer, hay dolor. Entonces pasados ciertos límites con nuestras parejas, el daño está allí, muy cerca. Esto se debe a que buscamos a otro concreto, predecible “que siempre esté ahí”.



Como registrara magistralmente Erich Fromm en su libro “El miedo a la Libertad”, es mucho más fácil buscar alguien que desee por nosotros y que nos someta, a encontrar alguien que comparta nuestra libertad. Muchas veces, el dolor se relaciona con el amor, y hasta se lo confunde con él.

Los psicoanalistas decimos que “el obsesivo busca un amo, la histérica ya lo encontró”. Los obsesivos son creyentes ciegos en el sistema, la burocracia y las formas. Las histéricas andan buscando constantemente alguien que se erija en amo. Estas para el psicoanálisis son las posiciones subjetivas, las estructuras de personalidad más frecuentes, pero muestran de qué manera, necesitamos construirnos otro que nos diga qué desear. El problema es que nos vamos posicionando de estas maneras y nos vamos creyendo que le podemos decir al otro que debe desear. Esto genera asimetrías, violencias e imposiciones.


“Billetera mata Galán”

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La famosa frase dicha en un talk show argentino, contiene la trampa en la que, aunque no lo creamos, caen más hombres que mujeres. Es más fácil para los hombres pensar que una mujer los rechaza porque no tienen suficiente dinero, prestigio, grados académicos o nivel cultural, que asumir que no los quieren porque ni ella misma sabe por qué no lo quiere. Entonces, ponerse en una posición de potencia, de demostrar que se tiene dinero y se es poderoso, des-erotiza a las mujeres sanas y atrae a las mujeres que fueron enseñadas desde el patriarcado a depender de los hombres. Hay mujeres que también caen en esta trampa y cada vez con más frecuencia. Que toman a su cargo al “gigoló” o al mantenido, pero no existe una naturalización tan férrea de este tipo de vínculo como aceptable. Si no, pensemos en la gran popularidad de la que gozan las botineras[1]. Es más, existe una condena en ciertos ámbitos para el hombre que no elige a una mujer desde esa posición.

Pensemos, por ejemplo en el fenómeno de las botineras. Hace un tiempo Sergio Agüero o el “Kun”, fue fuertemente ridiculizado por su relación de pareja con Karina, la cantante de cumbia. Esto ocurrió en las redes sociales, y fueron bastante crueles con ellos. Pese a que esta joven, seguramente está dentro de los parámetros médicos saludables en cuanto a su peso, fue denostada por gran parte de la platea masculina de fútbol por ser con una “gorda”. ¿Se referían al peso de Karina? No, había una condena por estar con una mujer que no desfila por los programas de chimentos, no se hace cirugías constantemente y mantiene su vida amorosa en privado. Es que una mujer que gana su propio dinero y no vive para exhibirse, es peligrosa para la mirada masculina que necesita de mujeres controladas.

La chica sexy

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La contracara de este mandato masculino que mencionábamos anteriormente es la posición de la chica “siempre sexy”.

He notado algo muy interesante en mis pacientes mujeres: con el devenir del análisis la mayoría de look. Quienes estaban en una posición depresiva se vuelven más alegres, se visten con colores más vivos y con ropa que les sienta mejor. Y, quienes estaban en el otro extremo de este contínuum de “belleza” las que venían súper arregladas, maquilladas y con tacos de diez centímetros, conforme van transcurriendo las sesiones y se empiezan a escuchar más, a criticar estos mandatos de amos le bajan un tono a su look y se vuelven más intimistas, más sencillas y hasta a veces aparecen con un jogging.

Hace poco leí un artículo en internet, no sé cuán fiable será o no, pero me pareció interesante para mostrar lo que digo. Según este artículo Marilyn Monroe tenía el mismo coeficiente intelectual que Albert Einstein: 165.

No soy de quienes creen en que la inteligencia pueda ser algo tan lineal y cuantificable, sin embargo el artículo mencionaba un aspecto interesante: nunca veríamos a Marilyn como alguien inteligente por más que lo fuera ¿por qué? Porque su posición social nos hace pensar en ella como alguien bobo. Muchas mujeres han asumido este papel de chica sexy, y sólo sexy por ocupar el lugar de bellas, primero en sus familias y luego en la sociedad. Han construido sus subjetividades desde allí, y a menos que se muevan a otras redes identificatorias tales como: “soy linda pero a veces no tengo ganas de arreglarme” “soy linda pero también puedo tener una carrera que me guste y no esté ligada a lo estético”, sufren muchísimo por tener que cumplir siempre con los mandatos estéticos. Es realmente una carga agobiadora no tener espacio en la vida para “otra cosa”.


El lugar de la chica sexy, no es un lugar lindo siempre. Deberíamos pensarnos como personas que pueden estar en posición sexy cuando lo desean y que también pueden ser otras cosas. Y no siempre estar sexys y ser atractivas. Una persona es mucho más que bella, aunque al patriarcado no le guste que las mujeres seamos personas.

La muerte simbólica

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Muchas veces se ha hecho hincapié en los últimos años, en que la violencia con las palabras muchas veces duele más que los golpes. Esto puede ser cierto o no. En lo personal creo que no se llega a la violencia física sin antes pasar el límite de la barrera de la violencia verbal. Pero hay una violencia más sutil aún. Una violencia, generalmente ejercida por varones (aunque también puede ser ejercida por mujeres), que consiste en peyorizar, caricaturizar y denostar las opiniones o actos del otro. No todas nosotras hemos sufrido violencia verbal explícita o violencia física, pero todas nosotras hemos recibidos frases como las siguientes:

-“Ay estas mujeres siempre tienen que tardar en arreglarse”


–Escuchála, ésta: siempre con los mismos temas ¿no sabés hablar de otra cosa?

Pero uno de los actos más (o menos) sutiles de este estilo es el blanqueo de ojos en complicidad con otros varones. Estas caricaturizaciones casi siempre se hacen en círculos donde existen otros varones que puedan apoyar lo que nuestra pareja, hermano o padre dice. Esa cara que denota un soportar martirizado de quien “no se ubica”.

A veces con el humor como excusa (un humor que disfrutan ellos, más que nada). Estoy segura de que si le preguntamos a las mujeres si alguna vez han recibido un blanqueo de ojos por parte del “sentido común” masculino, todas pueden recordar ocasiones en las que sus opiniones han sido puestas en cuestión, por el mero hecho de estar en desacuerdo con el statu quo. Esto es matar simbólicamente al otro. Decirle que su opinión no vale, que lo que tiene para decir no es importante, es anularlo como sujeto. Matar sus palabras, es matar a ese sujeto.


Creo que esta complicidad con otros varones a la hora de burlarse de la propia pareja o de alguien cercano, ha sido poco estudiado, pero casi siempre lo encuentro entre las quejas de las mujeres por maridos que las maltratan. Poner un freno a esta situación puede ayudar a que escaladas mayores de violencia se detengan.

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