La ansiedad que se produce al perder a alguien




Cuando escuchamos hablar de ansiedad por separación, solemos pensar en niños pequeños. Sin embargo, la ansiedad por separación también es posible encontrarla en personas adultas. Vamos a hablar de qué es exactamente, cómo se manifiesta y qué relación tiene con el tipo de apego que estés teniendo. 



La ansiedad por separación ocurre cuando alguien teme separarse de una persona, animal o incluso objeto. En todo caso, el trastorno se manifiesta, como podemos intuir, después de una separación corta o prolongada.. Los síntomas pueden incluir: miedo intenso, náuseas, dolor de cabeza o dolor de garganta, entre otros muchos. 


¿Qué es la ansiedad por separación?

La ansiedad por separación es una respuesta emocional que se desencadena en todo individuo ante la amenaza percibida de separación de una figura de apego. Cuando hablamos de figura de apego nos referimos a toda persona con la que estamos emocionalmente muy unidos, generalmente la madre, el padre o la pareja.

Pero no sólo es ante seres queridos que podemos experimentar ansiedad por separación, también frente a la amenaza de pérdida o alejamiento de nuestro hogar o lugar de residencia, con el que sentimos un vínculo emocional muy potente y significativo.

Generalmente, se habla de ansiedad de separación en la infancia. Esta sería una respuesta adaptativa de la niña/o que le permite buscar la proximidad de sus padres, a la vez que poco a poco le va permitiendo separarse de ellos momentáneamente para explorar, descubrir y aprender, confiando en el reencuentro.

Pero también en los adultos está presente esta ansiedad, y como en la infancia, puede tratarse de una respuesta adaptiva o desadaptativa dependiendo de su intensidad y presencia en nuestro día a día.

Manifestaciones desadaptativas de la ansiedad de separación

La ansiedad por separación está presente en todas las personas. Pero mientras en algunas personas se activa de manera ocasional generando una respuesta emocional adecuada, en otras puede estar muy presente, constantemente activada, generando emociones intensas que pueden llegar a dificultar el desempeño de nuestro día a día y la elección de nuestras decisiones vitales. Las manifestaciones desaptativas de la ansiedad por separación son:

  • Miedo intenso ante la previsión de separación temporal de una persona o personas con la que sentimos un vínculo estrecho.
  • Preocupación constante a que nos pueda ocurrir algo a nosotros o a nuestros seres queridos que cause la separación o perdida (accidentes, problemas de salud, etc.)
  • Rechazo o evitación de aquellas tareas que impliquen la separación, por ejemplo viajes, trabajo, etc.
  • Pesadillas recurrentes ante la idea de separación.
  • Malestar físico ante la percepción de separación, tales como nauseas, vómitos, dolor de cabeza, etc.

Estas manifestaciones emocionales, si son intensas y persistentes, condicionan nuestro bienestar y nuestra capacidad para elegir nuestro camino y nuestros proyectos de forma libre, y acaban consolidando estrategias de evitación o de rechazo de aquello que realmente deseamos.
¿Qué relación hay entre la ansiedad de separación y la forma en cómo nos vinculamos?

La ansiedad por separación no es sólo miedo a la separación física, sino también a la separación emocional, que aparece como miedo a que los otros no sean capaces de satisfacer nuestras necesidades emocionales más básicas, como el amor y la seguridad. Este temor nos afecta en la forma en cómo nos vinculamos con los demás y tiene su origen en la infancia.

Al vínculo emocional que establece la niña/o con sus cuidadores, que le proveen de afecto y cuidados, y de los que teme separarse, le llamamos vínculo de apego.

La calidad y constancia de estos cuidados maternos y paternos, nos proveen como niños/as de la seguridad necesaria para buscar la relación con nuestras figuras de apego, fomentando en nosotros la sensación interna de que somos merecedores de estos cuidados a la vez que los otros (los padres) son capaces de dárnoslos. A este fenómeno le llamamos apego seguro. 

Pero en ocasiones aparecen dificultades en este proceso que nos impiden que como niñas/os podamos desarrollar un vínculo de apego seguro, propiciando entonces otros modelos de relación que llamamos apego preocupado, apego evitativo o apego temeroso.

Estos modelos de apego, que son modelos de relación, sientan una base que tiene continuidad en la vida adulta. De tal manera, los adultos nos relacionamos con nuestras personas emocionalmente significativas de un modo seguro, preocupado, evitativo o temeroso, reaccionando de una manera determinada ante la percepción de separación o abandono emocional de estas personas(Bartholomew, 1990; Bartholomew & Horowitz, 1991).

Tipos de apego y ansiedad por separación 

Personas con apego seguro

Si nos relacionamos según este tipo de apego es que tenemos un autoconcepto positivo. Nos sentimos merecedores de afecto y dignos de la relación con el otro, a quién percibimos como alguien capaz de satisfacer nuestras necesidades emocionales y merecedoras a su vez de recibir nuestra ayuda y atención. Somos personas que sabemos valorar la intimidad, pero a la vez nos sentimos autónomos y confiamos en nuestras propias capacidades y en las de los demás para relacionarse.

Personas con apego inseguro o preocupado

En este caso mostraríamos un autoconcepto negativo de nosotros mismos. No nos sentimos dignos y merecedores del afecto y la proximidad emocional de los otros, a los que sí vemos como personas válidas. Esto conlleva que seamos personas mas dependientes, con mucha necesidad de valoración y que nos aferramos al otro, incluso a costa de anular nuestros propios deseos y valores personales. Somos personas cuyo miedo a la separación se manifiesta en miedo al rechazo y al abandono por no ser lo suficientemente “buenos”.

Personas con apego evitativo

En este tipo de apego las personas tenemos una imagen positiva de nosotras mismas pero no de los demás, de quienes desconfiamos. Sentimos que los demás no podrán satisfacer nuestras necesidades emocionales, dejándonos emocionalmente solos, por lo que tratamos de negar y así evitar nuestras propias necesidades de relación interpersonal. La falsa creencia de “yo no necesito a nadie” actuaría como un mecanismo de defensa para evitar el temor y la frustración de sentir que la persona con quien nos hemos vinculado emocionalmente nos ha fallado.

Personas con apego temeroso

Si nos relacionamos según este tipo de apego lo más probable es que tengamos una imagen negativa de nosotros mismos y también de los demás. Tenemos gran necesidad de afecto y proximidad, pero tememos ser rechazados, pues no confiamos ni en los demás ni en nosotros mismos. Ese temor se traduce en conductas de evitación del vínculo emocional aunque sí lo deseemos. Sería como si dijéramos “evito o abandono esta relación antes de que me rechacen o abandonen”.

Como vemos, la ansiedad de separación no se manifiesta únicamente como respuesta a la separación física real, sino también como un miedo al fracaso del vínculo emocional con aquellas personas que son o podrían llegar a ser importantes para nosotros.

En muchas ocasiones, esos miedos fomentan conductas de dependencia, evitación o distancia emocional, que aunque son un intento de protegernos, nos empobrecen y nos impiden querer y sentirnos queridos, y mantener relaciones personales de una forma sana y autónoma.

¿Cómo te puede ayudar la psicoterapia?

Si sientes que estás sufriendo algunas de las manifestaciones desadaptativas de la ansiedad por separación, o bien que en tu historia de relaciones personales se repiten patrones de: dependencia emocional, evitación de las relaciones íntimas, o rechazo de las relaciones ante la idea persistente de que serás rechazada, la psicoterapia te puede ayudar.

Podemos trabajar, por un lado, poniendo más consciencia a esos patrones de relación, ayudándote a entender de qué te defienden y cómo te han afectado en tu forma de relacionarte hasta ahora; y por otro lado, trabajando sobre tu autoconcepto y sobre tus expectativas emocionales hacia los demás.

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